top of page

Rota para Restaurar

Actualizado: 1 oct 2024


No todo en la vida es hermoso y color de rosa, no siempre mi fe y mi esperanza en Dios es la mejor o la más inquebrantable.


Hace algunos días me sentía rota, decepcionada y con miles de sentimientos encontrados por diversas situaciones difíciles que estaban ocurriendo en mi vida, quería alejarme de todo por un tiempo, vivir un proceso de sanidad en el que solamente estuviéramos involucrados Dios y yo, no tenía ganas de que alguien me diera un sermón de motivación y esperanza, ni que alguien me dijera lo que seguramente a ti también te han dicho millones de veces “Dios tiene un mejor plan para tu vida”.






Cuando alguien intentaba darme un mensaje de esperanza por mi mente solo pasaba un único pensamiento egoísta: “El dolor ajeno no lastima igual que el personal.”


Fui muy egoísta al creer que nadie entendía mi sufrimiento porque no estaban en mi posición. Mientras clamaba a Dios en oración Él me recordaba que había alguien más cruzando cada desierto junto conmigo y que mientras me derramaba en lágrimas había uno más llorando a mi lado. Había uno que vivía, sufría y entendía cada una de mis tribulaciones y ese uno más es Jesucristo.


Entendí que Jesús era el único bálsamo que podía sanar mis heridas, el único que podía sacarme del pozo de la angustia y la decepción, el único que podía darme nuevas vestiduras, levantarme en victoria y restaurar por completo mi corazón.


No te niego que aferrarme a esta promesa fue y ha sido un proceso difícil lleno de altas y bajas. No te sientas mal si un día te sientes la mujer más fuerte del mundo y al día siguiente crees ser la más débil de todas, no te sientas mal si un día crees que has sanado por completo y al día siguiente logras sentir como cada parte de tu corazón se rompe en mil pedazos. Dios nos conoce a la perfección, está al tanto de nuestra vulnerabilidad y nuestras debilidades no lo asustan ni lo inquietan, al contrario, mientras nosotros vemos un camino obscuro y sin salida, Él ve un camino lleno de bendición, restauración, pero sobre todo, una grandiosa oportunidad en donde glorificarse.


Recuerdo que una mañana mientras hacía mi devocional diario me topé con el versículo de Mateo 5:4 que dice: bienaventurados todos aquellos que lloran porque ellos serán consolados.


Parece ilógico el hecho de que Jesús nos diga que el que llora será bendecido. Imagina, tu mente está llena de conflictos, tienes una mala salud, tu pareja te dejó o acabas de perder a un ser querido y encima te dicen que «bienaventurados los que lloran». ¿Cómo podemos ser bendecidos en un mundo defectuoso, roto?


Hace algunos días quería ausentarme por mi blog de Ruinas de Arte (en este blog comparto sobre el evangelio y el poder de Jesucristo para sanar los corazones afligidos), recobrar ánimos, y volver cuando me sintiera sana emocional y mentalmente.


Le preguntaba a Dios: ¿De qué te sirve una vasija rota? ¿Cómo puede alguien rota ser de bendición para alguien más? ¿Cómo puedo hablar en mi blog de restauración cuando me siento sola y vacía? Creía que para ser de bendición tenía que sentirme bendecida y plena.


Dios confrontó mi vida y me dijo: Lo que las personas necesitan es tu gozo victorioso en medio del sufrimiento y el dolor. Entendí que no puedo venderte una felicidad superficial pero si puedo hablarte de una felicidad que viene de Cristo y que es forjada a través del dolor.


Y sí, no estoy en el mejor momento de mi vida pero lo único que puedo decirte hoy es que sólo los cristianos que saben lo que realmente es gozarse en tiempos de dolor conocen lo que realmente es ser feliz en tiempos de bonanza.


Pero, ¿cómo es posible restaurar un corazón roto? Lo primero que debes saber es que por nuestras fuerzas es imposible salir adelante después de un quebranto, es imposible juntar y pegar todas las piezas de un corazón roto por nuestra cuenta, sólo hay alguien que conoce nuestros corazones y tiene el poder de regresarlos a su forma original y devolverle su esencia y esa persona es aquel que lo creó: Jesucristo.

Aquí te dejo 5 puntos clave que me ayudaron en mi proceso de sanidad:


1.Reconocer tu vulnerabilidad: saberse vulnerable no habla de debilidad. Es un acto de humildad porque requiere mostrar lo que realmente uno es… requiere quitarse las vestiduras, quitar los mecanismos de defensa, mirarse a los ojos y decir: “sin ti no puedo sanar”. El reconocernos débiles y enfermos ante Dios es un verdadero acto de amor. Somos quienes somos realmente bajo la mirada de Dios, sin fachadas, sin máscaras, sin apariencias. Este reconocimiento de la necesidad de Dios nos hace apasionarnos cada vez más por Él, nos hace desear vivir en comunión con su Espíritu, profundizar en Su palabra y experimentar el amor de Dios en todos sus matices.


2. Reconocer que solo Dios puede sanar tu corazón: debemos tener cuidado en este punto, porque es muy fácil seguir los consejos del mundo cuando nos encontramos vulnerables.

Cuando yo crucé por una temporada complicada el primer consejo de mis amistades fue: “Sal, diviértete y distráete por un momento” y sí, puede que esto me haya ayudado por algunas horas a no pensar en mi sufrimiento pero al regresar a mi hogar, ese abatimiento volvía y de una forma exponencial.

Puede que otras personas se acerquen a ti y te digan: “haz ejercicio, sal de vacaciones, cámbiate el look, eso te ayudará a sanar”. Esto te puede servir para olvidar tus tristezas por un breve momento, pero al final, es como si escondieras una moneda en la orilla del mar, cada ola que golpee esa zona se encargará de sacar al descubierto la moneda. Lograrás esconderla por unos segundos, pero al final la arena será quitada y la moneda será visible. Eso mismo sucede cuando tratamos de esconder nuestras tristezas y no somos capaces de entregarlas a Dios.

Otra mentira que el mundo te dirá es que “el tiempo todo lo cura”. El único que tiene la capacidad de sanar un corazón afligido y herido permanentemente es Jesús, hoy puedo decirte que el tiempo no curó mis heridas, las curó Dios.

Antes de buscar algún método para sanar tu corazón o antes de buscar motivaciones en otros lugares para salir adelante, levanta tu rostro y vuelve tu corazón al Señor, reconoce que la completa sanidad viene de Él y no de las alternativas pasajeras que el mundo ofrece.


3. No te lamentes por aquello que no puedes controlar: No podemos evitar estar tristes, ni tampoco querer mantener en orden todo a nuestro alrededor, me considero una persona excesiva con el orden en cuanto a mis estudios, trabajo, Iglesia, relaciones sociales y familiares.

Por muchísimo tiempo traté de estabilizar todas las áreas de mi vida, quería que mis relaciones sociales durarán para siempre, quería hacer sentir a los demás amados, simplemente quería tener el control de todo. Si te identificas con esta situación, créeme, vivirás frustrada. Lo que tú no puedes controlar, lo controla Dios. Descansa en esta inmutable verdad.

"Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado" (Isaías 14:24).

Nada es aleatorio o llega por casualidad, especialmente en la vida de los creyentes. Él lo "planeó". Esto significa el deseo de hacer algo de manera deliberada. Dios ha decidido a hacer lo que va a hacer, y nada ni nadie se interpone en su camino. "Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero" (Isaías 46:10). Este es nuestro poderoso y resuelto Dios, quién está en control de todo. Eso nos debería traer gran consuelo y ayuda para aliviar nuestros temores.


4. Aprende a perdonar y soltar: Aprender a perdonar sólo puede alcanzarse completamente después de haber aceptado a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, de otra manera estamos actuando simplemente de acuerdo a nuestra carne. Podemos aprender a "perdonar y olvidar" a un nivel carnal, como una buena obra, pero el perdón verdadero viene del Espíritu de Cristo dentro de nosotros. Hasta que nuestra mente haya sido renovada, hasta que seamos iluminados por Su Santo Espíritu, permanecerá una resistencia, una enemistad entre nosotros y Dios que gobernará cada una de nuestras decisiones (Romanos 12.2, Tito 3:3-5).

En donde te lastimaron, vierte gracia; en donde te fallaron, vierte gracia; en donde te es difícil perdonar, vierte gracia.

Jesús siendo imperfecto vertió gracia y misericordia sobre nuestra vida pecaminosa y tú y yo somos llamados a reflejar Su amor, aun a nuestros enemigos.


5. Confía ciegamente en Dios y sé paciente: En los últimos meses el ser paciente y confiar en Dios sobre cualquier circunstancia fue un tema que Él estaba tratando conmigo. En tiempos en donde todo parece estar en descontrol y en donde no sabes hacia dónde te diriges, el esperar y el confiar en que Dios tiene todo bajo Su poder se vuelve una tarea difícil.

Tenemos a un Dios increíblemente creativo que no desperdicia ninguna oportunidad para hablarnos de Su amor y mostrarnos de alguna u otra forma lo que Él quiere enseñarnos.

Un día antes de mi cumpleaños mis amigas me invitaron a comer, tenía demasiados pendientes y el tiempo para mí era un problemón. Quería ir a comer y regresarme lo más pronto posible. Ese día mis amigas planearon varias trabas para que yo no sospechara nada de lo que iba a suceder más adelante y adivinen quién seguía estresada/molesta por la falta de tiempo?

Al final, llegamos a un lugar en el que me dijeron: “sabemos que ya estás estresada pero todo fue planeado porque te tenemos una sorpresa.” Me vendaron los ojos y me dieron un celular con música para que no escuchara ni viera nada. A pesar de que una persona me iba sosteniendo de la mano para guiarme al caminar no se imaginan el miedo y la desesperación que sentía al dar cada paso porque creía que en algún punto me iba a caer.

En ese momento Dios trajo a mi mente la palabra “Selah”: detente, espera y escucha.

Qué importante es aprender a parar en medio del acelere, esperar los tiempos de Dios y aprender a escuchar Su voz en medio de todo el ruido. A veces queremos que todo surja en nuestro tiempo y olvidamos que Dios tiene un plan perfecto al final.

Por otro lado, Dios me recordó que nuestro caminar espiritual y nuestra vida en Cristo debe ser un constante: camina y confía en mí ciegamente. Tal vez hoy no veas una ruta fija y haya incertidumbre en tu vida, pero Dios ha prometido que todos los procesos terrenales ayudan para nuestro bien y sobre todo nos bendicen para lo eterno (Romanos 8:28).

Estos cinco puntos fueron reconfortantes para mi vida, pero a todo esto debes agregarle el poder de la oración y la meditación de Su palabra constante, nunca dejes de orar ni de buscar su presencia.

  • Cuando estés triste, busca Su presencia.

  • Cuando estés llorando, busca Su presencia.

  • Cuando te sientas sin ánimo, busca Su presencia.

  • Cuando sientas que nada tiene sentido, busca Su presencia.

  • Cuando sientas que has perdido tu valor, busca Su presencia.

Que nuestras tribulaciones no sean una excusa para no buscar el rostro de Dios y Su favor, no te detengas ni desperdicies la oportunidad de crecimiento personal y espiritual que los desiertos traen.

Hoy te invito a que tomes tu cruz y sigas a Jesús sobre cualquier circunstancia, porque sí, alguien rota puede ser de bendición para alguien más. Tu testimonio puede ser el medio por el que otras personas busquen construir una relación con Dios y esa temporada difícil puede ser el camino que traiga muchas vidas a los pies de Cristo. Recuerda que nuestras cicatrices son señales de que Dios sana y restaura.


Dios es el más interesado en sanar tus aflicciones, en convertir tu llanto en gozo, en cambiar tu adversidad en un paraíso de Su gloria y en volver tus ruinas en obras de arte.


Acerquémonos a Su presencia con un corazón arrepentido y recibamos su poder que transforma todas las cosas. Dios restaura el alma afligida y herida.


No es tu estación, es con quién estás.


Con amor, Kendy Garza.






 
 
 

Comments


bottom of page